viernes, 15 de julio de 2011

Compipulenta: una torre de Babel de música under.-


De uno de los espacios que brotó con más fuerza de la escena independiente local, se erige un album inédito como la obra recopilatoria más importante del rock bonaerense de los últimos tiempos. En ese trabajo, 32 temas, un bonus track y 33 bandas se combinan para darle forma a un compilado doble que puede conseguirse en el universo de links y bites pero también ofrece la posibilidad de armarse de forma artesanal a criterio de quien lo desee. Un proyecto musical, un tipo de política cultural y una idea gestada en tiempos de férrea discusión entre los defensores del copyleft y los protectores del copyright, entre miles de artistas que buscan hacer lo suyo para abrirse espacios, tocar, crear, innovar, difundir, multiplicar, expandirse…

Por Juan Castiglone
Fotografía gentileza de Compipulenta

Buenos Aires, julio 15 (Agencia NAN-2011).- El posiblemente mejor álbum del año no se encontrará en las bateas de las disquerías, ni será reseñado por los medios hegemónicos consagrados a la música o, como algunos rezan, a la cultura joven. Sin intermediarios y a unclick de distancia, el Compipulenta se erige como la obra recopilatoria del under bonaerense (y aledaños) más importante hasta el momento. Una torre de Babel underground compuesta por 32 temas más un bonus track que terminan por conformar el catálogo definitivo de una de las etapas más prolíficas de rock argentino. Nicolás Lantos y Juan Manuel Strassburger, periodistas y organizadores del Festipulenta, uno de los festivales más convocantes de la escena, fueron también los responsables de la compilación del trabajo de las 33 bandas que componen el disco: de 107 faunos a La Ola Que Quería Ser Chau, de El Mató a Un Policía Motorizado a Fútbol, pasando por Androide Mariana, Los Pus y Sr. Tomate, entre muchas otras que desfilaron por los escenarios de la fiesta más pulenta de Buenos Aires.

Un festival que comenzó con el leit motiv “Hagamos una fiesta. Una a la que quisiéramos ir”, y que ya lleva diez ediciones de muchas otras que ya vendrán. Un compilado que perpetúa ya no en vinilo ni cassette, sino en bits bajados desde un servidor y distribuido, enlace de por medio, por el universo de unos y ceros, la obra de una generación que creció y se formó musicalmente dentro de una industria puesta en jaque como modo de difusión preponderante desde los últimos albores de la década del '90. Y entre medio la materialización de algo que se moldea y expande, a través de la tarea realizada a pulmón y con pasión por la música, como lo hacen los cientos de artistas, Nicolás y Juan Manuel, quien además fuera en los inicios de la movida parte del público que concurría a ver a las bandas en antros como El Tío Bizarro de Burzaco o Pura Vida de La Plata, y hoy, tiempo después, da cuenta de toda una interesante experiencia que a pesar de todo se mueve.

--¿Por qué surge el Compipulenta?
--Brota como forma de materializar lo trabajado todo este tiempo. 33 temas inéditos de las bandas que pasaron por el Festival en sus primeros ocho volúmenes, del 2009 al 2010. Un muestrario de una generación y de una movida que nos emociona.

--Una característica del compilado, además de recopilar gran parte de los músicos y bandas que pasaron por el Festipulenta, es que cada uno de ellos ha aportado temas que podrían considerarse rarezas o lados B (versiones acústicas, covers, temas inéditos) ¿A qué se debe esto? ¿surge desde el momento en el que se concibe el compilado o se da por otros motivos?
--Se da por motivos concretos: queríamos que el Compipulenta diera, además de una muestra del festival, un compendio de canciones nuevas. Enteramente nuevas. Un disco doble fuerte y poderoso con todos temas inéditos de las bandas que participaron del festival. Nos costó porque no siempre las bandas estaban con material disponible y en varios casos se pusieron a grabar especialmente para la ocasión, lo cual también lo hace más valorable.

--¿Cuánto tiempo les ocupó la elaboración del compilado?
--Llevó alrededor de 9 meses. ¡Un parto! La verdad que toda la logística y la reunión del material llevó mucho tiempo. Por momentos las bandas se colgaban y había que insistirles. Pero siempre bajo la idea de un proyecto en común. El librito también nos llevó bastante tiempo, pero por suerte “Chaume”, el guitarrista de El Perrodiablo, encargado del diseño, laburó a full y pudimos armar algo tan copado como nos imaginábamos.

--El compilado está pensado para que el que lo baje tenga la posibilidad de imprimir el libro y realizar una edición física artesanal ¿Pensaron en realizar alguna tirada física del disco?
--Nos encantaría realizar una edición física, pero es extramadamente cara. Tal vez en el futuro veamos alguna forma, con la recaudación que surja que vaya al “pozo pulenta”, el fondo impersonal que se usa para todo lo relacionado con el festival: pagos a colaboradores, pasajes a bandas extranjeras y gastos generales. Por un tema ético, tanto Nico como yo somos periodistas y por ende nos impedimos ganar plata con las bandas de las que solemos escribir en los medios donde laburamos, nada de lo que recauda el festival va a parar a nuestros bolsillos, sino a ese pozo que utilizamos para retroalimentar la movida.

--Esta recopilación abarca los primeros ocho volúmenes del Festi..., ¿dejan la puerta abierta para una nueva recopilación?
--Y... estaría bueno. Un Compipulenta cada dos años sería ideal. Pero bueno, no siempre lo ideal se cumple.

--El trabajo se inscribe en una tradición que completan producciones como Invasión 88 o No le pidamos peras a mandioca, quienes además de servir como fuente recopilatoria, han funcionado como testigos de una época, ¿creen que la escena independiente de la que se ocupa el Compipulenta representa una etapa crucial, o por lo menos un quiebre, en el rock nacional?
--No sé si un quiebre, pero sí una realidad: la de un under o indie emocional, interpelador de la sensibilidad, más auténtico, artesanal y barrial.

--Que el prólogo sea de Santiago Rial (cantante de D-champions) y la tapa sea ilustrada por Mosquito (cuya historieta “El granjero de jesú” suele venderse en la feria de historietas del Festipulenta), no es casual, forman parte de la fauna de los festivales. Ahora, su producción para el compilado ¿es una manera de dotarlo de valor agregado?¿ Es una especie de vuelta a la época donde el diseño de tapa y el libro que acompañaba al disco eran parte central de su producción?
--Claro, algo así. Todo el disco fue hecho por gente relacionada con el festival. La portada por Mosquito, un comiquero pulenta que leemos desde chicos y que publicaba en Comiqueando, una revista de crítica independiente, dirigida por (Andrés) Accorsi en los ‘90 y muy grosa. El diseño, por Chaume, guitarrista de El Perrodiablo y autor de todos los volantes oficiales del festival. La masterización por Satur, tecladista de SMK y actual sonidista de El Zaguán, y el prólogo por Santi Rial, además de cantante de D-champions, un pionero de toda esta movida con Perdedores Pop en los ‘90, cuando nos hablaba de Pavement sin que nadie los conociera. Santi, además, es un periodista que admiramos y nos educó. Es un gustazo que haya escrito el prólogo del disco.



Hablar del Compipulenta lleva de manera inevitable a hablar del Festipulenta. En una era de conectividad en red y saturación mediática donde, como postula el crítico inglés Simon Reynolds, los festivales recrean la idea de “underground” y permiten al público adquirir sentido de sí mismo como comunidad, esas dos noches que conforman cada nueva edición del evento ideado por Juan Manuel y Nicolás permiten además que un cúmulo cada vez más grande de personas le dé al movimiento, a la música, a los artistas y a su público, un modo de pertenencia. En un circuito diezmado, donde después de la tragedia de Cromañón se hizo cada vez más difícil lograr regularidad en la organización de eventos y donde las clausuras y las coimas están a la orden del día, el Festipulenta es por momentos una avanzada heroica por territorio minado.

-- El Festipulenta ya lleva dos años ininterrumpidos ¿Qué cambios notaron en la movida, ya sea en términos de infraestructura en las bandas, público, evolución del sonido..?.
--Cambios, bastantes. Casi todas las bandas son más conocidas que antes. Cuando empezamos, Viva Elástico no la conocía nadie, y 107 Faunos recién empezaba a tocar seguido en Capital, por más que a ambas les sobraban méritos para tranquilamente tocar seguido en el circuito under. Pero bueno, un poco la idea original del Festi fue esa: lograr que las bandas que nos gustaban tocaran seguido en Capital y en condiciones similares a la que lo hacían en La Plata y la zona sur. Creemos que en algún punto lo hemos logrado.

--La escena post-Cromañón se ha caracterizado por ser cada vez más hostil, tanto para el músico como para el productor independiente. En este nuevo mapa, donde se han reformulado las reglas del juego, ¿qué inconvenientes han encontrado para la realización del festival?
--El inconveniente principal es la inseguridad respecto a la habilitación del lugar. Y no porque esté en malas condiciones, todo lo contrario; sino porque realmente estamos en un momento en que cualquier boludez puede ser utilizada como excusa para suspender o clausurar un lugar. De hecho, nos pasó este año, en febrero, cuando por un tema de bromatología la Municipalidad suspendió el Zaguán a dos semanas de realizarse el Festipulenta y debimos mudarnos de apuro al Marquee. Por suerte pudimos. Porque habíamos invitado a una banda uruguaya (Carmen Sandiego) y ya teníamos los pasajes pagos...

--La catedral por excelencia del Festipulenta es Zaguán Sur, aunque se ha realizado en otros lugares ¿Pensaron en expandir la propuesta a otras ciudades o provincias?
--Sí, claro. Nos encantaría extenderlo al conurbano, La Plata y el interior del país. Incluso fantaseamos con hacer un Festipulenta en Montevideo, acorde a las varias bandas uruguayas que tocaron. Ojalá podamos.

--¿El formato del Festi… se circunscribe sólo al rock o cabe la posibilidad de incorporar nuevos géneros?
--Hace hincapié en el rock. Como todo, como el rock mismo, está abierto a otras posibilidades. Tal vez algún Festipulenta acústico o un tecno pulenta. Quién sabe...

--¿Queda alguna materia pendiente con los festivales?
--Siempre hay objetivos a cumplir. No los revelaremos para no quemarlos. Pero esperamos cumplirlos.

Un bastión de la independencia sónica en épocas de recesión músical. Un compilado doble y superlativo en días del downloading aislado de temas sueltos. Un festival donde el que gana es el músico autogestivo y no el productor corporativo. En el reproductor de Juan Manuel suenan, en repeat, los temas "Ahora soy vegetariano" de Javi Punga, "Habeas Corpus" de Hernán Martínez y "Las estrellas", "Vigilante de la Oscuridad" de Antolín, "El día del huracán" de El Mató, "Balada para otra mujer" de Los reyes del falsete y "Tabaco y yerba" de Revolutiva. En el marco de un disco en el que tanto a él, como a Nicolás, les gustan todos los temas; porque tal vez esa haya sido la idea del Compipulenta: hagamos un disco. Un disco que nos gustaría escuchar.

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viernes, 1 de julio de 2011

Tobogán Andaluz: “Hacemos lo que nos gusta, no nos importan los géneros”.-


El grupo surgido en Belgrano a principios de 2010 no pretende encasillarse dentro del indie bonaerense. En su camino, en cada recital, sus integrantes amplían una búsqueda constante como una forma de recorrer ese camino que ya anduvieron Valentín y Los Volcanes, El Mató un Policía Motorizado y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano. Así, la banda gestada como proyecto solista, consolidada como conjunto en octubre y finalmente reconvertida en cuarteto pretende mutar para expandirse hacia nuevos horizontes.

Por Juan Castiglione
Fotografía: Martina Trlik

Buenos Aires, julio 1 (Agencia NAN-2011).- Es la madrugada de un sábado como cualquiera en La Plata. Facundo Prantera (voz y guitarra), Federico Dopazo (bajo) y Marina Huberman (batería), tres de los cuatro pilares que conforman Tobogán Andaluz junto a Augusto García (guitarra), se encuentran recostados sobre la pared de Pura Vida, antro emblemático de la movida under platense de los últimos años. Acaban de abrir la fecha que completan Valentín y Los Volcanes y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, dos de las bandas más convocantes y longevas del ambiente. El sonido de los bajos rebota en los paneles y los acordes llegan como una serie de melodías en caliente que reafirman la influencia hacia la agrupación conformada como proyecto solista a principios de 2010, consolidada como conjunto en octubre de ese mismo año con la incorporación de Marina y Federico y finalmente reconvertida en cuarteto con la inclusión de Augusto. La banda está encuadrada, como tantas otras, en la nueva camada que ha sido marcada en su camino por muchas de las mismas personas con las que suelen compartir fechas. Simple y sencillo.

El Mató a un Policía Motorizado, 107 Faunos, los ya citados Valentín y los Volcanes, entre otras, son grupos que han trazado un camino que hoy bandas como Tobogán Andaluz se atreven a recorrer en un circuito que se encuentra en pleno auge y marchando a toda máquina; donde la producción constante de EP's reformula el modo de difusión en días donde el CD se apuesta a dar su inevitable canto de cisne. “No nos cuesta tanto grabar porque en la casa de Marina hay su estudio, entonces grabamos lo que tenemos ganas, cuando tenemos ganas. Podríamos sacar EP's todos los días, pero nos cuesta viajar hasta Villa Ballester,” admite Facundo, antes de que Marina agregue: “Igualmente ahora estamos grabando el primer LP de la banda. La idea es que sea un disco largo, de mejor calidad que los EP's.” En sí, el objetivo es dejar por un tiempo los Ep's de lado y dedicarse de lleno al LP.

La experiencia de Tobogán Andaluz con el formato acotado de EP (más corto que un long play, pero más largo que un sencillo) los ha llevado a grabar en conjunto con José Goyeneche, alma mater y líder de Valentín y Los Volcanes, además de ideólogo del sello independiente Juvenil Empresa de Color. A propósito de ésta relación, plasmada en el redundante “Tobogán Andaluz & Jo Goyeneche”, Facundo explica como surge la colaboración desde la experiencia: “Surgió una noche cuando lo conocí acá, en Pura Vida. Charlamos y le propuse grabar algo. Como le gustó la banda, un día que tocaron en capital lo invitamos al estudio. Vino y grabamos uno de sus temas, un tema mío y otro que hicimos en el momento. Fue todo medio de improvisto, pero quedo buenísimo.” Un modus operandi que parece repetirse en la producción de Tobogán Andaluz, quienes fluctúan entre la urgencia, la espontaneidad y el hormigueo constante que los lleva de un lugar a otro. Desde Capital, hacia los rincones más húmedos y oscuros del conurbano bonaerense.

“Nosotros hemos tocado otras veces en La Plata, pero muy temprano, y en La Plata, las bandas suelen tocar muy tarde, entonces el público que nos iba a ver era mucho menor al de hoy, donde tocamos con el lugar repleto”, celebra Facundo. Para una banda que lleva menos de un año tocando, y que está en plena etapa de consolidación, ya sea entre ellos como con el público, una fecha como la de Pura Vida, a sala llena y hasta con la presencia de algún que otro pogo durante sus temas, termina por conformar el ideal de recital. “Tomamos el tren, o un colectivo, y vamos a tocar a donde nos inviten, siempre y cuando sea algo que nos haga sentir felices. Eso es lo que más nos importa: que nos hagan pasar un buen momento, ya sea viajando a La Plata, a Bahía Blanca o a Corrientes”, confía el cantante y guitarrista del grupo surgido en el barrio de Belgrano.

Pero no todo es color de rosas. El hecho de ser una banda autogestionada, implica, como ellos explican, tener que llevar los equipos de un lado a otro, viajar una hora y media en tren para llegar a La Plata y juntar dinero entre amigos para comer unas pizzas antes de arrancar con el armado del escenario. Pero las ventajas de éste modelo de gestión son claras, por lo menos para ellos, ya que, como aclara Facundo “tocamos donde queremos y grabamos lo que queremos, cuando queremos”. Es simple: las llamadas desventajas forman parte del folklore que envuelve al ser una banda independiente; esto se debe a que “es algo que involucra a la movida, al ir a tocar, si no pasara no sería tan divertido. Ser autogestivo es poner el cuerpo”, agrega Federico.

Mientras tanto, para la banda, en el futuro inmediato no aparece la firma de contratos discográficos con grandes sellos o las giras interminables. Al respecto, comentan: “Nos gustaría mejorar nuestra estructura para poder autoabastecernos de alguna manera no tan lucrativa. Es decir, poder bancarnos pero sin tener que vendernos a una publicidad o a lo que sea. El objetivo es poder lograr un autosustento, tratando de llegar lo más alto que se pueda dentro de ese formato de gestión. Bandas como El Otro Yo, Boom Boom Kid siempre fueron independientes y les ha ido bien. Estaría bueno lograr algo como lo que ellos lograron.” Esta independencia también implica cierta libertad a la hora de organizar la agenda con fechas. Marina comenta que “en principio era el momento de salir a conocerse, y está bueno conocerse tocando” en vivo. “Entonces tocábamos bastante seguido. Ahora, en cambio, elegimos mejor donde tocar y ensayar más”, completa.

Augusto debutó con la banda en la fecha de esta noche. La incorporación de un cuarto miembro responde, para el resto de los integrantes, a la idea de mejorar la estructura musical de la banda y expandirse sónicamente hacia nuevos horizontes. “Ahora estoy mas cómodo. No sé tocar muy bien la guitarra eléctrica, siempre toqué la acústica. Además, no tengo guitarra eléctrica. Siempre me prestaban alguna y me costaba adaptarme. Así que nos iba mal: rompía cuerdas, puteaba al sonidista, pateaba botellas. Entonces tener otro guitarrista que toque bien la eléctrica me da más libertad”, confiesa Facundo, el cantante. Ahora, explica Marina, “los temas son más disfrutables, estamos más relajados, antes tocábamos más a pleno, más distorsión. Está bueno que haya más arreglos”. Los tres coinciden en que hoy buscan dirigir sus naves hacia las tierras del rock. Cansados del pop y del punk, pretenden sumar arreglos, complejizar el sonido de la banda y poder llegar a hacer géneros que no existan, ya que, como aclaran, no les gustan los géneros.

En días donde el termino “indie” responde más a un sonido que a una manera de concebir la música, Facundo reflexiona sobre el uso que algunos hacen de la palabra, y que otros usan para definir la propuesta de Tobogán Andaluz: “Hacemos lo que nos gusta, no nos importan los géneros. La idea de catalogar las cosas es una mierda. El indie no es un género, si no una manera de hacer las cosas. Viene de independiente, y nosotros lo tomamos así. Las bandas punks de Jose C. Paz y San Miguel son indies, y los chabones ni saben que lo son”. Un indie que no responde a la pose de moda, que no toca en festivales emergentes y no aparece en los afiches del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. Sobre ésta (bastante difundida en los últimos años) segunda definición de la nomenclatura, reflexiona el cantante: “Muchos se olvidan del hecho de poder tocar la guitarra y disfrutar de ir a tocar a una plaza para sus amigos, encerrarse con la guitarra en el baño de tu casa, o mostrarle a tu mamá la canción que hiciste. Muchos se olvidan de eso y se meten en un circuito, que en realidad sólo existe en su cabeza. Porque la realidad es que ya no estamos en los 90's y Subpop ya no es tan grande como alguna vez lo fue. La gente debería disfrutar más de tocar la guitarra y cantar.”

La temperatura roza el grado bajo cero, de fondo se escuchan los colchones psicodélicos de Prietto Viaja al Cosmos con Mariano. La entrevista concluye y Facundo y Federico golpean la puerta del bar buscando ingresar. Sin titubear, el patovica de turno responde: “Damas, gratis; caballeros, 15 pesos”. Intentan explicarle que tocaron hace unos momentos en ese mismo lugar, y que sólo salieron a la calle por un momento. El grandote no quiere, ni siquiera intenta entenderlos y cierra la puerta delante de ellos. Encargados de la seguridad insensibles al frío glacial, los viajes en tren y bandas que son el público de otras bandas, son los gajes del oficio del músico independiente.